Tenemos que hablar de Kevin


Desde que Kevin Durant abandonara Oklahoma para fichar por el mega equipo que ya eran los Golden State Warriors en julio de 2016, parece que tuviera que pedir perdón allá por donde pasa. Y lo que es peor, parece que él mismo lo hubiera interiorizado. Un sentimiento de culpa que ha terminado con la etiqueta de niño bueno con la que comenzó su andadura NBA y le ha llevado a heredar, en menor medida, el rol con el que Lebron James cargó algunos años: el de villano oficial de la liga.

Menospreciado por llegar a reforzar a un equipo ya de por sí campeón y eclipsado por una estrella que se maneja como pez en el agua ante los medios, en las redes sociales y con un juego mucho más vistoso, Stephen Curry, Kevin Durant ha ido apartándose del foco mediático hasta definirse como un asesino silencioso que deja víctimas deportivas a su paso.

Su nuevo estatus le ha fruncido el ceño, le ha traído no pocos problemas de encaje en la liga y llevado a cometer más faltas técnicas que nunca. A veces, pareciera intentar batir a puñetazos sus propios fantasmas.



Quizás por esa dinámica negativa en la que se ha visto envuelto, a algunos parece que se nos ha olvidado el excepcional jugador de baloncesto del que estamos hablando, como poco, uno de los cinco mejores de los últimos tiempos. Plenamente integrado en el ecosistema Warriors, el de Maryland se ha agarrado a su amor por el juego para volver a silenciar a sus los críticos.

Aunque la amenaza de Houston Rockets parecía haber llegado a un nivel superior, la presencia de Durant ha parado en seco el ímpetu del equipo de La Barba. En el primer partido de la serie, su aparente facilidad para hacer puntos sirvió, primero para ejercer de agarre del equipo a un partido que comenzó a mil revoluciones, luego para hacer la goma hasta el descanso, y posteriormente para despegar hasta su incontestable victoria.

Esta es la serie de puntos que realizó en el primer partido de la serie:
13 - 12
14 - 21
16 - 23
22 - 25
27 - 30
29 - 30
43 - 41
45 - 41
61 - 58
67 - 62
71 - 66
85 - 72
86 - 80
87 - 80
100 - 87
101 - 91
102 - 91
113 - 100
114 - 100

Siempre que se encendían las alarmas, los Warriors le hacían llegar el balón. Y acto seguido, se hacía el silencio en el Toyota Center. Tan amenazante en el perímetro, como veloz si le concedes el primer paso o letal si le hacen un aclarado. Sus larguísimos brazos le otorgan ventaja sobre defensores más bajos, sus larguísimas piernas el paso extra sobre defensores más lentos. Ni la velocidad supersónica de estos Houston de D'Antoni parecen una amenaza para quién se encuentra encantado de correr la pista.



El que fuera factor determinante en la temporada de su primer anillo, ahora lo está siendo en la mal llamada final anticipada de la liga y está convocado a serlo en el futuro, lo que le convertiría en la pieza más importante de los últimos años y a los suyos, un equipo sobresaliente, en un equipo histórico. Quizás, el mejor de todos los tiempos.

De eso, ni más ni menos, estamos hablando cuando hablamos de Kevin.


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